Se escucha de boca de muchos profesionales que los perros deben hacer X minutos de juegos de olfato al día, que una correcta masticación debe durar X tiempo o que el tiempo ideal de los paseos debe ser de X cantidad.
En mi opinión, tomar el tiempo como una medida de calidad de las actividades que les proponemos a los perros es un completo error.
Centrarnos solo en el tiempo hará que dejemos de lado mucha información que nos aportará el perro sobre sus capacidades, ganas y necesidades reales de desarrollar esa actividad. Entonces, ¿en qué nos podemos fijar?:
LA COMUNICACIÓN:
Su mímica facial, su expresión corporal, la intensidad de sus movimientos, su necesidad de tomar aire (el jadeo), el sentido prioritario que usa en ese momento.
LA CONCENTRACIÓN:
Que un perro tarde en desarrollar la actividad, se distraiga mucho con otros estímulos del ambiente o abandone ya nos dice mucho sobre qué opina el perro del entorno, del momento, de la dificultad del ejercicio o sobre su estado emocional, entre otros.
SU ESTADO AL FINALIZAR:
Este será el punto mas importante. Un perro cansado no es un perro relajado y tranquilo, puede perfectamente estar agotado física e intelectualmente. Saber poner fin a una actividad no es fácil, pero parala si consideras oportuno, para no saturar al perro, o repítela varias veces incluso en el mismo día y/o momento si va a ayudarle.
Por lo tanto y como siempre decimos... INDIVIDUALIZA y ADAPTA la actividad. Y observa, observa mucho, para valorar el autentico beneficio que extrae tu perro.
Evita las expectativas temporales y no fuerces o exijas al perro a completar el tiempo previsto de la actividad si no le va a ser de beneficio.
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