Llega febrero, la temporada de caza menor en algunas zonas de España llega a su fin, y un año más, 60.000 perros serán abandonados o sacrificados durante este mes, como resultado del fin de esta actividad.
La gran mayoría de estos perros serán galgos, perros escogidos para este tipo de caza por su gran agudeza visual, velocidad (pudiendo llegar a los 60km por hora) y estrategia de caza. Una vez acaban los años prósperos de caza de algunos de estos ejemplares, comienzan a perder estas habilidades y comienzan a desarrollar otras estrategias de caza en función de sus experiencias y aprendizajes, algo que ya no trae tantos beneficios a los cazadores, ni económicos, ni de entretenimiento.
Es por ello, que muchos de estos galgueros (evidentemente no todos, en todos los ámbitos hay personas para todo) se desharán de los galgos menos útiles de las maneras menos costosas y económicas posibles. Algunas de estas formas incluyen: abandono en carreteras y caminos, abandono en zanjas o pozos, ahorcamiento, desnutrición, palizas mortales, atropellos o envenenamiento, entre otros.
Todo esto sin tener en cuenta los abandonos de galgos producidos los 11 meses restantes del año, como ocurre con el resto de razas.
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